miércoles, 7 de septiembre de 2016

La fuerza y el sudor de las madres carretoneras


Rosa Amélia, tiene 60 años, y paso más 32 años de su vida trabajando como carretonera para darles de comer a sus hijos. Tenía 6 niños que mantener, su esposo lo había dejado. Ella estaba sola, la única solución era trabajar cargando canastos a la cabeza o jalar un carretón cargados de frutas y verduras que pesaba entre ochocientas y mil libras.

Rosa Amelia,  actualmente se dedica vender fresco en el mercado de Masaya.  Fotografía  / Juan Carlos López  
 “Quiero decirle  a todas las mujeres, es que no escuchen cuando alguien te dice que no puedes, porque sí, se puedes hacer todo lo que queramos”.  Rosa Amelia, Ex carretonera del Mercado de Masaya. 

 Cuando comenzó a trabajar, sufrió mucha discriminación por parte de los hombres carretoneros,  por el estereotipo que es un trabajo  predominado por los hombres y que requiere mucha fuerza física. Muchos de sus compañeros de trabajo no creían que tenía la fuerza física necesaria para jalar un carretón, además algunas personas que no querían darle la oportunidad de trabajar. 

“Yo no tenía otra opción, y enfrente  todo para poder trabajar como cargadora, y fue con este dinero, que crie a mis 6 hijos”, dice con orgullo doña Rosa Amelia, quien actualmente es presidenta de una de las cooperativas  de carretoneros, y tiene a su cargo a más de 160 hombres. En la actualidad ya no trabaja como carretonera, se dedica a vender fresco en el mercado de Masaya. 



Marisol,  la super mujer 

Marisol del Socorro López,  es la única mujer que trabaja como carretonera en el mercado de Masaya. Su primer trabajo como doméstica, pero a sus 16 miro una buena oportunidad de recoger más dinero laborando como cargadora. 

Marisol  lucha a diario en el mercado de Masaya para darle lo mejor a su hija. Fotografía/ Juan Carlos López
Para ella las cosas ya no fueran muy difíciles, porque ya había otras mujeres que trabajaron como carretoneras, y hoy los hombres la consideran una compañera de trabajo. “Aquí la gente es humilde, trabajamos de mano a mano, mujeres y hombres… Doy gracias a Dios por mi trabajo, porque es de aquí que saco el dinero para ayudar a mis padres, y de darle un futuro mejor a mi hija que tiene 7 años”. 








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